Luz en la oscuridad
- Fíjate bien y dime lo que ves. – Dijo Leo antes de seguir comiendo frescos trozos de sandia Su hermana Ana disfrutaba de la fruta de igual manera. El tejado aun estaba caliente por todo el sol que le había estado dando durante el día pero ahora de noche, a la fresca, era una delicia poder estar allí. Ana le hizo caso, estaba contenta por recibir de nuevo la atención de su hermano. Durante todo julio Leo solo había estado pendiente de su novia María. Ana sentía como si no lo hubiera visto en todo este tiempo. A pesar de tener a su amiga Paula en demasiadas ocasiones se sentía sola. En algún momento él se había hecho mayor y ella no se había dado cuenta. Echaba de menos los veranos en los que todos eran una pandilla. La idea de tomar el postre de la cena en el tejado era cosa de Leo. Todo el día había estado hablando de la casa abandonada. Estaba muy interesado en que ella la mirase desde allí arriba. No estaba lejos, pero tampoco cerca, y a la luz de las estrellas el paisa...